MASCULINIDADES EN RESISTENCIA

We're here. We're queer. Get used to it.

jueves, 19 de marzo de 2009

CENTRO DE MASCULINIDAD

En física existe un concepto denominado centro de gravedad, el cual se define como la posición donde se puede considerar actuando la fuerza de gravedad neta, es el punto ubicado en la posición promedio donde se concentra el peso total del cuerpo. Para un objeto simétrico homogéneo, el centro de gravedad se encuentra en el centro geométrico, pero no para un objeto irregular. Este punto imaginario permite ubicar la línea del equilibrio del cuerpo, trazar un posible eje de simetría o situar el punto de partida de un círculo concéntrico.
En el cuerpo de los hombres, que es una construcción social (lo masculino, lo viril), también es posible identificar un centro geográfico imaginario al cual llamo centro de masculinidad; una región sin límites fijos, más bien intersticios que permiten situar y decir esto es un hombre o esto es lo que hace un hombre o es esto lo que conforma a un hombre. O no lo identifica como tal. Desde ese nebuloso punto se ejerce la tiranía contra el varón mismo, otros hombres y las mujeres.
El centro de masculinidad está algunas veces en los genitales, en la presencia turgente del pene o en la atmósfera simbólica del falo. Otras más en la fuerza física del macho o en el ejercicio del poder vertical de quien ocupa un puesto de mando. En la exclusión violenta de aquello que no pertenece al ámbito de lo tradicionalmente definido como masculino. O en la negación de prácticas y discursos emergentes que también forman parte de lo propio de los hombres.
La violenta génesis de los hombres es una constante que marca a cada momento y se convierte casi en una exigencia a cumplir en los actos de los hombres. La violencia, la fuerza, la imposición de la autoridad es la marca personal en muchas de las acciones y posturas que asumen los varones. Una política que busca excluir de toda ejecución corporal o discursiva lo emotivo so pena de no ser hombres o peor aún, parecer mujeres. Y en esa pretención, se suele caer en abismos de incongruencia cuando no de frustración que invalidan todo lo que se pretende negar. En la búsqueda de una masculinidad pura, libre de trazas de lo femenino, el varón se provoca una vulnerabilidad (emocional y física) que casi siempre se asocia con el ámbito de las mujeres y caer en la cuenta de ello, le acelera la autodestrucción.
De suerte que el centro de masculinidad es un agujero negro que absorbe casi todo lo que encuentra a su paso; incluso a muchos varones que terminan su vida solos por no saber delimitar el radio de acción de esta fuerza centrífuga que si no se contiene, destruye todo.