MASCULINIDADES EN RESISTENCIA

We're here. We're queer. Get used to it.

viernes, 29 de junio de 2012

JUNIO

Resisto porque espero.
A MI ABUELA.

Junio 21 años después. Supongo que estará muy orgullosa de que el mestizo siga avanzando en el camino que alguna vez, quizá, vislumbró que andaría. Qué dicha y qué dolor al mismo tiempo, brincar entre los cardos que me han revelado también una manera de desplazarme. Qué ilusión de alcanzar ese horizonte que se antojaba más lejano que ahora. Resisto porque tengo memoria.

miércoles, 27 de junio de 2012

RABIA Y RESISTENCIA

“... el cuerpo tiene sus propios territorios, sus propias barreras y geografías [...] que no terminan en las fronteras físicas, sino más allá de éstas...".
Olga Sabido Ramos.


Yo sabía que tenía rabia, pero ignoraba cuán furioso estoy. El secreto me lo ha desvelado mi cuerpo durante una sesión de pesas esta mañana. De pronto me di cuenta de que mis brazos no podían sostener la carga impuesta, mínima en verdad, para los parámetros de los halterofílicos en potencia y en acto que asisten a ese espacio. Sin embargo, para mí, una tonelada que apenas si podía soportar. Fue ahí cuando surgió del interior un grito que habría sorprendido a quienes estaban presentes si lo hubiera emitido: debí haber lanzado el aullido.

Pero ese grito ahogado, tragado hasta más adentro lo escuché y lo sentí. Descubrí que es la rabia contenida que llevo dentro tras el curso de una vida donde he tenido que sorber silencio, maniatar furias, ceder a caprichos. La revelación me asustó, no porque ignorara su existencia, sino por la magnitud de lo callado. Nunca me había puesto a pensar que pudiera cuantificar el coraje, mi coraje, y lo que esta mañana descubrí me hizo tirar con más fuerza del aparatejo de tortura y sentir una pequeña liberación que me gustaría experimentar a lo grande.

Ah, los límites del cuerpo. Los extrarradios de la materialidad. Sus sumideros y sus respiraderos. Pocas veces siento tan mía esta corporalidad que soy y que vivo sobre todo, cuando estoy enfermo o doliente o pasando por una situación de estrés extraordinaria y también en la consumación del deseo. Pero ahora se me ha revelado y rebelado como un torrente imbatible, incensurable, no dispuesto a pactar más su silencio mientras un peso específico tiraba de mis fuerzas.

Y me gusta que sea así. Por eso he escrito estas líneas nomás llegar del gimnasio, para regalarle a mi rabia un acta de reconocimiento de su presencia en mi cuerpo, del lugar que ocupa en el mismo y también como un compromiso de liberar esta energía y aligerar el peso oscuro que aún llevo a cuestas. Quizá después de esta erupción se me enderece un poco la espalda, merme un tanto el dolor de mis pies, en definitiva, ande con un alma menos pesada.