MASCULINIDADES EN RESISTENCIA

We're here. We're queer. Get used to it.

sábado, 4 de julio de 2009

FORMAS DE RESISTENCIA

¿Qué le queda a un sujeto cuando no tiene palabras ni existen pruebas que avalen su lucha contra la injusticia? ¿Es posible suponer a priori que el sujeto cuenta con algún mecanismo de defensa contra posibles injusticias?
Un cuerpo es más que una envoltura (dixit Marta Lamas), es también más que un conjunto de miembros y órganos articulados que permiten existir, el cuerpo es la frontera que separa al sujeto de otros sujetos y de la realidad. El cuerpo sitúa en un plano específico al sujeto y le posibilita la acción.
El cuerpo es el contenido y el continente de un sujeto que pertenece a un contexto específico que lo define, lo marca, lo prediseña y al mismo tiempo, lo transforma. El cuerpo es la armadura sobre la que arremeten las porras de la autoridad que intenta someterlo. Es el lugar donde acontece la vida, el deseo y la muerte. Podría decir, que el cuerpo es el intervalo en el que ocurren los acontecimientos. El cuerpo mismo es el Gran Acontecimiento.
Por ello cuando las instituciones quieren someter a los sujetos lo primero que le atacan es el cuerpo: se le muele a palos, se le amordaza, se le tortura, se le silencia, se le desmiembra, se le desaparece, se le mata. El cuerpo es el lugar de la incomodidad y de la confrontación política (correcto vs incorrecto), de la negociación ideológica (libre o prisionero), de la represión (placer vs castigo), es el espacio del deseo y de la rabia, de la contención y del desbordamiento.
Basta con levantar la mirada y observamos cuerpos que se encuentran sujetos a alguna de las amarras que el Estado, la cultura, el contexto donde se habita impone como condición para ocupar ese espacio, quien mira también es un cuerpo sitiado y situado (dixit Marisa Belausteguigoitia). El cuerpo es referente y marco de referencia a la vez. Es el que siempre está, ya enunciado, ya presencialmente, aún en ausencia se hace efectivo.
El cuerpo es la casa, el hogar, el país, la bandera, el camino, el sepulcro. La fuente de la voz que cuestiona y el lugar donde muere el eco, el silencio, el escenario donde se libra la resistencia.

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