Itziar Ziga
Devenir gata y restregarse a los cuerpos para marcarlos y poseerlos. Sin pertenecerles.
Devenir perra y levantar la cola a pretendidos amos que no cuidaremos jamás. Hacer nuestro el ladrido propio.
Devenir loba y aullar a pleno día y no cazar nunca más en la clandestinidad de la medianoche.
Devenir zorra y enmendarle la página a la fábula buga tan falsa como pretenciosa.
Devenir hiena y devolver la carroña a su sitio sin ensuciarnos la piel y carcajearse de aquello que nos ha hecho llorar.
Devenir araña y trepar por los sitios que durante largo tiempo nos fueron prohibidos.
Devenir víbora y serpentear todoterreno y demostrar que no existen territorios velados para un cuerpo Queer.
Devenir lagarta y tragarnos enteras nuestras presas y no engordar.
Devenir mosca (viva, no muerta) y entorpecer la paz del banquete de la heteronorma.
Devenir platelminta, plana, metazoo, triblástica, acelomada, protonefridia pero culta.
Devenir cerda y atascarse gozosa en el lodo de la fiesta.
Devenir mula, estéril, montada y muda. Riéndonos por dentro.
Devenir cabra y tirar para el monte cabrona y sin retorno. Incluso feliz.
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