MASCULINIDADES EN RESISTENCIA

We're here. We're queer. Get used to it.

miércoles, 4 de febrero de 2009

¿QUIÉN MANDA?

Dijo Dios: hágase... y en consecuencia se hizo, hubo, existió. Una voz desde el cielo dijo: "Este es mi Hijo amado, escúchenlo". Y algunos aseguran haberlo oído. La pregunta sin respuesta -o con muchas, quizá- es de quién es esa voz que manda. Porque no es una voz que sugiere o que invita a la conciliación, desde luego que no, es una hegemónica, tiránica, obtusa, tal vez, que crea en el momento en que enuncia y que dicta la hoja de ruta a seguir mientras nombra. Una voz que al reproducirse en el espacio-tiempo existe y hace existir.
Independientemente de la naturaleza de esa voz (física o metafísica) o de su identidad, lo que sí nos queda claro que ésta no es femenina sino masculina. Pues posee todos los atributos que tradicionalmente han identificado a la voz de los varones. Sea un Dios, un mago, un brujo, un quasar, el asunto es que en este acto de habla el enunciador es 'masculino'.
Por ello dicta, ordena, impone, exige, coloniza. Y todo aquello que aspire a quedar fuera de ese mandato no existirá o dejará de hacerlo en cuanto sea excluido -destruido- por no sujetarse al dictado. Si obedece, será un cuerpo represaliado que deberá identificar los elementos de su sujeción para intentar liberarse, desasirse de su esclavitud.
Es esa voz la que ha justificado la represalización de los cuerpos -masculinos y femeninos-, su invisibilidad, su desaparición, su ausencia, su muerte, su silencio, su negación, su no-existencia. De ahí la urgente necesidad de identificar la fuente emisora del sonido, la identidad del sujeto enunciador, para advertir sus intenciones y de algún modo, eso se pretende, desenmascar las intenciones por las que coloniza nuestra morada, el cuerpo, solamente así, podremos aspirar a ser libres.

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